Por mimo personal, como solución puntual al estrés, como regalo y también para mejorar el dolor muscular. Ir a un spa deja los músculos más aliviados y relajados.
Hay momentos en los que nuestros músculos se rebelan contra nosotros. Aparece alguna que otra contractura, percibimos tensión pronunciada en una zona, cierto agarrotamiento a la hora de levantarnos de la cama… Nuestro cuerpo nos está dando algunas pistas para que lo cuidemos.